Me la recomendó Mme Byblos. Una versión checa de fines de los 80 del clásico carrolliano. Grimosa (como los cuentos para niños sin afeitar -tanto los niños como los cuentos: antimateria de Disney y de Pixar y de su público aunque seguro que ese Chico Ostra tan poco dado a la gillette la tiene en su botiquín de fetiches y quienes concibieron en CSI LAS VEGAS uno de sus mejores personajes oscuros, la letal muñequita de biscuit creadora de maquetas, también debieron de tener en mente esta cinta-) y fascinante, como rodada por un incongruente gregueríparo (por aquello de la magia -¿negra?- de las cosas rotas o a medio romper). En mi bajada desde hace unos días al sótano audiovisual de mi disco duro hoy se me ha ocurrido visionarla.
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