nacía pieldelobo y éramos unos en un espacio, luego vinieron otros y otros espacios y yo leía en un café de madrid junto al egregio alberto ávila, el no menos conspicuo limbo piedra y la beatífica maría luna arrugas como ésta
PALABRaRDIENDO
Este raro lenguaje que nos habla cuando crepita, como los aviones le dictan a este cielo otros sentidos, se enciende. En el silencio la dádiva es mayor. Atenta, la hora se agacha. Hay que beber. La sed es una voz que, muy severa, sacian centelladoras las centésimas. Seguras de su azar, hoy hay palabras que saltan las altísimas amargas diluidas blandas simas del sol. Contra la furia, felicidad. Contra el espanto, espejos. Se está acercando lentamente una carretera distinta: donde antes eran barreras, busca ahora las bocas. A veces hay que arder para entenderse, otras hay que entender para el incendio. La llama es en la escucha donde nace. Si no la tocas es cuando te quemas. Gonzalo Escarpa