miércoles, 25 de mayo de 2022

LA VOZ ¿HUMANA?

 


Grima y gozo,

cosica y guttico:

como algunos espirituosos

es lo que me produce la voz de Kate Bush.



Histriónica entre las histriónicas. Anoche degusté (en tanto me hacía un megabol de lentejas con patatas, arroz y verduras) su álbum más excesivo y desmesurado (valga la flinflunflancia), en el que la belleza recoletamente cristalina de anteriores trabajos es arrasada elefantiásicamente con toda clase de contorsiones y distorsiones, de efectos y defectos, con un ojo quizás puesto en la Enya primordial (pero una Enya poseída por cien mil verracos demoníacos -blandamente demoníacos, eso sí, destinados más a jamón dulce que a serrano-) y algún ocasional borborigmo a lo Joplin (no premeditado, presumo, sino fruto del propio desmadre). Creo que Cocteau habría disfrutado teniéndola como banda sonora para el FANTOMAS definitivo, más huysmaniano que gaullista/pop, donde su amado Marais habría podido sacarle más jugo al personaje que en la serie original (como detalle futurista, podría incluir un cameo de la Eva Futura de METROPOLIS ululando -Bush en vocoder- en pleno y siderúrgico síndrome premenstrual, femme fetale ideal para que los dos Juanitos fantaseasen del modo más terriiiiible).