PARADOJAS DEL CUOR
OH, VEN, VEN, TU...
QUE CORRA EL AIRE...
Hubo, en cambio, quien se empecinó en jugar a cara de Bélmez y, como éstas, a cada nueva reaparición, más yuyu. No podía comprender que tal obstinación la llevaba a perder la partida de antemano.
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