Tal y como se aprecia en la imagen, durante el espectáculo de OTOÑO O NADA, Piel de Lobo logró materializarse en dos lugares del espacio/tiempo. Uno, aquel que parecía actual y sedujo a unos cuantos. Dos, aquel del incierto mañana por el que, actuando, rezábamos a voz en grito.
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