DISCURSO CONTRA "EL BUENISMO"

El general romano Cornelio Sila y el árabe musulmán Muhammad ibn Abî Àmir, más conocido por Almanzor (al-Mansur, el Victorioso), compartían una sencilla filosofía de vida. No dejar un favor sin recompensa, ni una injuria por vengar.

Se dice pronto.

Porque claro, en estos tiempos de impostada solidaridad/oenegismo/talante/democracia/diálogo/amor/paz etc etc, eso de arrearle a uno por habértela jugado... como que no se ve bien: te conviertes en tirano/vengador/chungo.

Y así nos pinta el pelo.

España ha venido disfrazándose de Santa Laica de las Mercedes mientras se convertía en la peor de las compañías posibles: Una, Grande y Libertina Hipócrita.

Todos disimulando las afrentas recibidas para chupar del tarro, ya fuese el de las subvenciones, la nómina o el interés. Todos santos laicos, ¡por dinero! Todos buenísimos y comprensivos con el prójimo por el interés te quiero Andrés. Todos falsos, esbirros y sumisos, jugando a ser tan tolerantes que el agujero del culo es ahora más grande que el tunel del CERN donde investigan con el bosón Higgs.

Éste que escribe fue malo desde niño.

Me expulsaron de tantos colegios por negarme a aceptar la tiranía de los zoquetes que pretendían educarme en la esclavitud. Cuando llegó la hora del trabajo, tenía ya aprendida la lección. El que se largaba era yo. Me largaba a la primera mentira, al primer engaño, a la primera que trataban de explicarme que ser buen ciudadano era dejarse dar por culo a cambio de unas cuantas monedas, y que sonreir y dar las gracias cuando no te valoran/ven/tienen-encuenta era signo de exquisita educación.

Esta manera española de ir por la vida ha creado una sociedad empobrecida moralmente, acoquinada y, lo que es peor, titubeante, desconcertada cuando nos vienen mal las cosas.

Los enormes cojones del toro que simbolizaba el antigüo espíritu íbero y mediterráneo, son hoy bolitas de alcanfor en un armario abandonado y rancio. Ahora somos monjas con barba de tres días jugando a hacer documentales de negritos que pasan hambre, previo trinque de la subvención de marras para llenar nu-es-tro estómago. Qué asco. Ahora somos canallas que gritamos NO A LA GUERRA si la montan unos, y escondemos la lengua si son otros quienes la coordinan. Ahora somos esos que generamos diálogo levantando cordones sanitarios, y somos esos que en aras de un pueblo unido anatemizan el saludo a palma alzada y cantan alegremente la internacional con puño en alto. Somos la gran memoria histórica de un pasado en zanjas; y no somos ya el futuro... La democracia nos ha adoctrinado a pensar que por nosotros mismos no podemos hacer NADA. El Estado nos defiende. El Estado nos cuida. El Estado nos protege. El Estado (insisto) nos subvenciona. Sin el Estado no eres nadie. Y también, subliminal pero no menos efectivamente: El Estado te tritura como trates de hacerlo a tu manera.

Ya... Y en estas que cuando el Estado quiebra nuestro ánimo se derrumba.

Señoras, señores,

señoritas y truhanes: ¡Y una poca polla!

Constituyánse del modo que les plazca.

Cuenten para ello con las personas que no engañan.

Entreguen lealtad a cambio de lealtad, compromiso a cambio de ánimo y esperanza a cambio de trabajo. Organícense, ayúdense, hagan cosas, creen todo aquello que hasta hace dos días esperaban que fuera el Estado quien lo hiciera por ustedes. No cejen en el empeño. Redescubran su fuerza. ¡Sean hombres y mujeres! Nosotros levantamos Keops, Chichén Itzá y el Coloso de Rodas; ¿teníamos grúas? No, teníamos espíritu y grandeza.

Hace dos días me lo dijo Pilar Rubines, amiga pielobina y periodista importante: Con el dinero se juega; con la Fe, no.

Yo les animo a ser sinceros.

Sinceros a mansalva.

Sin piedad.

Y a todos aquellos que dan gato por liebre, mandarles a freir espárragos con plena y libre tranquilidad de conciencia, sin vuelta atrás. No teman por ellos. No teman su venganza, porque quien miente/engaña/disimula/ es pequeño, y él lo sabía, sólo esperaba para asumirlo que alguien como usted lo demostrase. Y no teman por el futuro de estos desafectos, pues el reconocimiento de sí mismos y de sus faltas les hará comportarse con más tino en adelante, y ser mejores.

Es la única forma de que la sociedad se reordene; de generar reflexión íntima y causar cambios.

Es la única oportunidad de progresar en todas y cada una de las facetas de la vida.

La unica forma de construir y hacernos grandes mientras todo se derrumba.

Al final, la democracia era una piara de omnívoros omnivorados.

Y el viejo del Vaticano, su pastor.

Señoras, señores,

señoritas y truhanes: La Realidad les pertenece.

*Cuadro de la entrada: Meri Arenas, encargada de Relaciones con la Prensa de Piel de Lobo.