domingo, 20 de agosto de 2017
ME TIRE POR VOS
En pocos meses me he vuelto a topar en tarde maratoniana de HOUSE con ese momento apoteósico (cuestión de gravedad over the pool) seguramente inspirado en otro momento apoteósico vivido por el rockero bonaerense Charly García. Me fascina aunque no me proponga emularlo (tengo vértigo y miedo a los chapuzones -por la parafilia de mi madre con las ahogadillas a su hijo unigénito-). Coincide este reencuentro con la lectura de una traducción inglesa del SAN GENET de Sartre deparada por una buena amiga de Facebook (buena amiga: esto es, sin rintintines, interrogantes ni entrecomillados): por lo que llevo leído, interesante inmersión en ese deporte de los "normales" (esas almas de pelo a cepillo que, en su fuero externo -como aquellos serpicosos "sociales" de Franco y el coronel San Martín-, si el zeitgeist toca fondo, pueden lucir coletas y barbas y demagorrea biodegradable sólo apta para adictos al autoengaño), deporte que consiste en erradicar la Otredad como destino irreversible cuando el sujeto, trágicamente, y por buena disposición que muestre al vasallaje, no sabe seguir el compás c-o-r-r-e-c-t-o. Si las tornas formalmente se voltean (lo dicho hace un momento sobre la serpicosidad de las gentes "de orden" cuando la coyuntura lo exige), el sujeto genuinamente Otro seguirá siendo rechazable y erradicable por los genuinamente filisteos. También, en esta lectura, hay ecos en común con Genet de esa losa sutil como lo que supone vivir "de acogida" bajo la sospecha de un padre desconocido y una madre... en el caso de Genet, supuestamente maldita por razones morales, y en el mío, realmente gafe por problemas mentales: de una breve edad de oro en los primeros años con la impunidad de la condición cachorra se pasa sin vuelta atrás a ser sospechoso habitual (Genet, con el marchamo indeleble de ladrón infantil; y yo, reexpedido a unos parientes "de acogida" con el marchamo de un psiquíatra, en mi dudosísima ¿calidad? de hijo de perturbada, creativo, sí, pero un tanto anómalo e incapaz de seguir el compás c-o-r-r-e-c-t-o -condición que me ha acompañado toda mi vida y que hoy aún mantengo, como última y recochineante ironía, para la gran mayoría de mi ¿familia? de FB-).
Qué calor. Ya que tengo vértigo, miedo a los chapuzones y mis veleidades de virgen suicida tiempo ha que se ago(s)taron, aprovecharé este paréntesis en el maratón de HOUSE para prepararme una ensalada mariñeira de arroz con bonito, algas y tomatitos cherry.
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