DISCURSO CONTRA LA VIOLENCIA

Preferimos vencer con la cabeza, y no a cabezazos.
A los peores de nosotros, se los encontrará el enemigo.
Y los mezquinos topan con nuestro desprecio;nos libramos de trabajar junto a ellos.

Amamos la luz.
La fiel oscuridad nos da cobijo.

Nuestras armas:
observar, escuchar, reflexionar, hablar, hacer.
A mansalva y sin piedad.
Imponer desde el silencio y el trabajo de los años de espera.
Esos años para la madurez de una crueldad impía que disuelve el argumento falso y lo sonroja hasta el arrepentimiento. Arder, ya hemos ardido; de vergüenza. No somos buenos, somos reales. Va en nuestra humanidad el volcán y los embates de las olas. No tenemos bando, si no montañas. Construímos sobre roca.

Difícilmente seríamos derrotados en batalla.
... aún más difícil que aplastemos nosotros a los pequeños que nos odian.

Pero nuestro verbo es ágil y vertical como una piedra lanzada por onda.
E impacta.
La poesía alumbra, ciega, escuece, arrambla, limpia.
Los libros que escribimos van a la mandíbula, al corazón, al hígado.
La música brinda una espiral eterna al alma.
El humor distiende y nos conecta.
Las imágenes son puntas de lanza, arietes contra las puertas del Sistema Mental.

Los músicos/pensadores/creativos/filósofos: no deben hoy ser magnánimos.
No deben rendir su acción a ningún credo.
Si no sembrar, imponerse a destajo.
¿Qué necesita una civilización que se desploma si no artistas que animen a sus hombres/mujeres/niños?

No engañar es lo que deben los artistas.
Revestirse de Aquello que hace su alma más nítida/potente e incontestable.
ASOMBRAR