viernes, 10 de septiembre de 2010

LA RULETA CHINA

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4 comentarios:

Unknown dijo...

Querido Mr. Limpo Piedra:

Tras leer varios de sus comentarios en esta web pensé que era usted casi un émulo de ese personaje nietzschiano de "Así habló Zaratrustra".

Me refiero a su cerdo, el llamado cerdo de Zaratrustra. Lo encontrará en las paginas del susodicho libro, en algún parágrafo. El cerdo de Zaratrustra era alguien con un discurso que parecía similar al de Zaratrustra. Su intuición le llevaba a decir cosas similares pero era "urbanitas" a extremo, por fuera y también por dentro. A diferencia de Zaratrustra vivía en la ciudad -espiritual y fisicamente-, pegado al dolor al mal olor circundante y, como usted, no paraba de hablar de todo aquello de un modo muy concreto.
El cerdo de Zaratrusta, completamente quemado y soberbio, no paraba de sacar con vehemencia mierda de sí desplazando sombra y vampirizando las supuestas, proyectadas o imaginadas debilidades ajenas... La mierda ajena -real o imaginaria- le daba fuerza, le legitimaba, le llamaba la atención y le excitaba el músculo, el espíritu y el intelecto...

Sus críticas, las del cerdo, no es que no tuvieran parte de razón... Esa no era la cuestión. El tema es que no paraba de criticar y de señalar mierda obsesivamente... Como si la hubiera palpado y degustado demasiado para quedarse ahí lastrado y pegado a una especie de coprofilía espiritual... El cerdo hablaba con palabras acaso verdaderas pero, estruendosamente obsesas con esa mierda que tanto veía y que tanto le llamaba la atención... Al final, obsesionado con otros, sólo hablaba de esos otros...

Imaginese mi querido Mister lo que Zaratrusta le dijo al cerdo... Palabras escuetas, desatención y pena... Sencillamente pena y distancia. Nada más... Y es que los otros no caben en el exilio interior. Al tiempo el exilio interior aligera obsesiones...

Le sugiero otro paragrafo del Zaratrustra completamente más allá de las mierdas ajenas. "La ascensión a la cima, el enano de la pesadumbre o pesantez en el hombro hablándonos de debilidades y dependencias, la llegada a la cima, la decapitación de la serpiente negra, la risa desconocida y luminosa... Camello, bebe y leon. Un león que no vive obseso con los rollos ajenos. Evidentemente...

No le digo que sea usted Mister ese personaje del cerdo de Zaratrustra pero con alegría veo que mi familiar Pepe Babel acude en su ayuda ante su peor polo de atracción...

Con mis mejores deseos...

Su siempre suyo Doctor Babel.

Limbo Piedra dijo...

YUR: mis textos en este blog no son mi vida; si no parte minúscula de ella, a la que guardo a buen recaudo mientras recorro el exilio que usted cita tan atinadamente.

En mi opinión, por lo demás, puede considerarse a dichos textos como una pequeña colección de formas naturales raras; piedrecitas reales de mis peregrinajes, objetos sueltos, souvenirs.

Al fin y al cabo, no siempre se pasa por el Infierno. Y es importante señalar que arder, he ardido.

Comprendo que usted pensara del modo en el que lo hizo, no exento de tino ni muchísimo menos, pero debe comprender que cuanto atañe a Pepe Babel, les atañe también a estos textos; y que, por así decir, y si usted quiere entenderme y entender lo que le digo, la cáscara no sólo esconde en su interior al fruto, lo protege.

Gracias por sus mejores deseos, los considero como el canto lejano de algún pájaro que uno oye mientras pasea, y deja atrás; pues no conociéndole a usted y por tanto tampoco a sus mejores deseos, prefiero quedarme con los míos.

Sin embargo, sí que me quedo con una gran verdad formulada sencillamente, y me alegro mucho de haberla encontrado tan concreta y bella: "Y es que los otros no caben en el exilio interior. Al tiempo el exilio interior aligera obsesiones..."

Buen camino,
Limbo Piedra.

Unknown dijo...

Me congratulo sinceramente de que no se haya tomado por lo personal mi mensaje. Soy consciente de su dudosa pertinencia. Le aclaro que lejos de dudar de su valor, el valor es ubicuo -al menos en potencia-, mi mensaje no era más que un mero juego de resonancias. Resonancias que sus mensajes, acaso, pudieran traslucir como un mero eco. Por lo demás, el puesto de "gran retribuidor que reparte cera, ajusta cuentas y revela la vida", como bien nos muestra el género trágico, es un puesto propio de dioses y no de hombres. Esto es importante ya que en el hombre -por saberse ardiendo o "ardido"- la debilidad, la incomunicación ,la mera proyección o la simple ceguera, de un modo u otro, son ubicuas... De la enfermedad o del fuego no se sale a través de un ejercició egoico ni tampoco de un acto de voluntad acerado sino tratando con la muerte...

Siga la senda prudente y exiliada de sus personajes y buen camino...

Limbo Piedra dijo...

Sí, eso es: tratando con la muerte.
Tuve Maestros que me enseñaron duras lecciones, de esos que reparten, ajustan y revelan...
Mi respeto, Limbo Piedra.