viernes, 30 de abril de 2010

LIMBO PIEDRA & CHARLIE MYSTERIO

Limbo Piedra, que por cierto no tiene una llamada perdida de su número de usted.
Y a la guitarra Charlie Mysterio.

miércoles, 28 de abril de 2010

CONFERENCIA SOBRE NADA

Gonzalo Escarpa, extracto de la conferencia que John Cage dio sobre nada en 1949:


Limbo, tras escuchar a Escarpa y regresar a su casa, en el ascensor:


Fresaleja:
NADA ES GRATUITA

sábado, 24 de abril de 2010

AVE EVA (jopeta, mi primer palíndromo!!!)

música de fondo para leer esta entrada:



Ayer, en plena noche libresca, entre rosadas espumas de champán granizado, tuve el placer/honor de conocer in person a la daliniana loba que nos mira intensa desde la barra lateral, la minuciosa pecadora Eva Versus, performer multitarea (repasar su My Space para haceros una mínima idea de sus superpoderes), y me obnubiló con esa mezcla de elegancia y serenidad que Andalucía da de cuando en vez, sobre todo en el terreno de la creación (ahí los cantautores Rodrigo García, Benito Moreno y Antonio Luque, ahí el poeta Manuel Machado -tan hondo cuando quería-, ahí ese pensador contra corriente, viento y marea llamado Aquilino Duque -cuya bitácora tenemos la lucidez de promocionar desde este blog-, ahí ese político hoy tristemente jubilado llamado Julio Anguita -triste pero lógicamente jubilado por imposible de concebir en estos años inmundos que vivimos-, ahí... todo lo que me conmueve y me hace sentir orgulloso de compartir con Eva la condición penibética). Eva, con su cara de cuadro o de viejo daguerrotipo, estará también en Taboo el 20M (ver el cartel de un poquito más abajo) para iluminaros y alucinaros.

Y, para acabar, una vez escuchado el Cádiz de Albéniz, despedirnos con Luque, por aquello de la convergencia galáctica (esta sí que sí) entre vanguardia y tradición inmemorial que, igual que Chinarro, tan bien representa nuestra daliniana loba.



Ah, Eva, y recuerda que esperamos con fruición tu debut como bloggera en esta tu casa de lobos.

jueves, 15 de abril de 2010

































Si no lo ves claro, pincha en el cartel

miércoles, 7 de abril de 2010

ANTILOGÍA DE POETAS REVERSADOS: CONTRAPOESÍA

Yo de poesía sé poco, como de la Vida sé sólo vivirla; es debido a esta ignorancia mía por lo que, con toda probabilidad, me han encargado la reseña de Antilogía de Poetas Reversados que edita Ya lo dijo Casimiro Parker. Siendo tan torpe, debo empezar por el principio, no sea que aventurándome tropiece: da gusto tener el libro entre las manos, porque incita. El papel es de buen tocar que diría mi bisabuela, la portada más bien rara, prematuramente vieja en estos tiempos raudos, y, en fin, se trata de una edición cuidada, excéntrica, de las que obligan a indagar por ver qué hacen esos de Ya lo dijo Casimiro Parker. Un libro dandi, sin duda, y sin embargo no del todo portátil (según el uso “vilamatiano” del término.)

Dice Marcus Versus en la introducción que a los cuatro poetas escogidos, Pedro Casariego Córdoba (Pe Cas Cor), Arturo Martínez, Eduardo Scala y Gonzalo Escarpa les identifica el inconformismo, la protesta y la búsqueda; no estoy del todo de acuerdo. Porque más que búsqueda lo que hay es una asunción de la pérdida, y hasta diría que de la perdición. Ésta no se asume con la aquiescencia del maldito o la tenebrosidad congénita de una Pizarnik, no; es un castigo, una celda del espíritu donde brillan neones y vacío. Los poetas desearían cantar a los albos jinetes del amor (Mass Miedo, G.E.), pero no pueden porque la realidad es otra y el mundo parece ignorarla. En la perdición camina Pe Cas Cor, harto, pertinaz, nostálgico, mirando al cielo y soñando que su corazón gris es una miga de luna para los pájaros. A ella se enfrenta Arturo Martínez cuando se queja de lo mal que va todo desde la comodidad de San Juan Urbanización o a los pies de la barra o cuando escribe lo mal que va todo y lo triste que es todo rodeado de chorbas de brugal con minifalda (p.99). Arturo Martínez nos remite desde el increíble, el auténtico, el único acabóse del Bienestar, un sistema maravilloso de vida agonizante. La perdición le acecha precisamente por arremeter contra su Madre desde el mismísimo útero enfermo; lo cuenta, lo llora, lo rumia, lo calca, pero no hay solución, tampoco escapatoria, y sólo sabe que, en efecto: para matar el espíritu primermundista, es aquí (p99). ¡Sí, es preciso matarlo! Pero matarlo, ¿es matarnos? ¿Nos acabamos? ¿Dirá algo más el poeta mientras lamenta estar en paro preparándose un margarita? Dyc-acadencia burguesa… Entiendo que lo más honesto, dado el estado de putrefacción anónima, es un retrato. He ahí el primer sacramento vital y único bautizo: r e c o n o c e r (palabra especular, si se dan cuenta). Vernos, ir a esa Guerra Mundial cuyo frente está en el espejo planetario/social/íntimo. ¡Pobre poeta, tener precisamente usted que hacerlo! ¡Jugarse así la vida! Mirar el asco que uno encarna y contarlo, pringarse los dedos y no estar seguro de sobrevivir cuerdo al asesinato del no-espíritu que otros van a perpetrar con su ayuda y sin permiso. Pero es que sólo sobre un campo calcinado puede dejar de nacer el falso impulso vital (p.93. A.M.)
También a espejos se dedica Eduardo Scala, espejos más sutiles que revelan lo invisible. Si Pe Cas Cor murió en el intento y en el intento va Arturo Martínez, Scala es una muesca encendida en la cueva de los misterios que te aniquilan o te inician. NO olvidemos: son muchos los que llevan el tirso pero pocas las bacantes (Diálogos, Platón). Una esperanza, detrás de cada final hay un principio (p.173):

Z
ET
A

Y una revelación, invertir el camino sílaba a sílaba completa a la realidad imponiendo su reverso (verdades como puños: por la oscuridad a la luz, por la materia al espíritu y por el acto a la Palabra), andar el alfabeto del revés muestra la otra cara, aquella que nos escondieron: PADRERDAM, ALFAGEMO, VACÍONELP, (pp. 149, 150 y 151.) Scala es un secreto codificado: cambiad el sentido de la vida, giradla toda y hallaréis razones definitivas. Que no se imponga el necio al mitológico, el mundo es al revés y hay que explicarlo.
A los tres (el difunto, el testigo y el asceta) les acompaña Gonzalo Escarpa, arcipreste con pata de cabra. Ávido coleccionista de retos, se prepara para un futuro mejor sin reparar en el vertiginoso precipicio sobre el cual ejecuta los pasos procesionales mientras grita ¡yo no soy la mujer que te echa de menos! (p.210). Cumple el papel de Arlequín, es un intermediario. Él sabe que el mensaje es lo que hay detrás del lenguaje, de los símbolos, de los disfraces (mais never try to listen muy esatto: / el Sprache non servit para nada / porque es un carnavale di parole, / y trocar de la langue is just el trucco. p.191 ) Se mueve entre bambalinas y las maneja a capricho, el tramoyista. Aparece ora como loco del tarot (juego a ser cojo: en la difusa ausencia / de mi pierna inventada está la pierna / de todos, la soñada pierna eterna/ p.190), ora hecho sabio en su retiro (tampoco sabe el pájaro si hay sombra / debajo de sus alas cuando ríe (p208), ora convertido en duende (leer os hará libros. pp.186, 187 y 188) o vibrando en él los siglos que le avalan más por viejo que diablo cuando reza: lo que pasó por mí eras tú, y no hay nada / que ahora me puedas dar / que no me dieras p.202. Arlequín de los infiernos bebe leche, con la inocencia manchada de fuego; Escarpa es tanto logos como caos. Cada palabra le refleja.
Final, abismo y perdición, he ahí las musas de este tiempo y de estos cuatro. ¿Inconformismo y protesta? En mi opinión es algo más, porque aquello ya fue, se sucedieron ya las manifestaciones/revoluciones/anarquías posibles; es algo más peligroso para todos. Estos poetas de avanzadilla son espejos; y la imagen desalentadora: estamos viendo gente muerta riéndose,… pero no sabemos de qué exactamente (p105. A. M.) Asistimos a un rito universal, y el mundo a sacrificar somos nosotros. Como si un poema / anunciara esto es todo / hasta aquí hemos llegado / y se apagara (p218. G. E.)


PE CAS COR
Allá por 1977, Pedro Casariego Córdoba mantenía la actitud del poeta que todo lo escribe porque nada es importante. Presto al detalle y la curiosidad, a veces le salen poemas como letras de canciones pop, otras pinta versos de una intensidad infantil, onírica, y, en ocasiones, ensaya la pose de un beatnik, uno de esos hipsters made in USA que empezaron con la contracultura para arrojarla al rostro del sueño americano: Ella era una prostituta negra vestida con el peor de los gustos, era / grande como un hotel / Reía con fuerza. / Yo no la había alquilado para que riera (p.56.) Pero Pe Cas Cor carece del éxtasis angélico en la derrota atómica del alcohol, las drogas y los coches, le falta velocidad, potencia, a él le corresponde algo peor, ser consciente; eso le avoca al lento paso de la melancolía: estoy entre mis llagas / (…) / he gastado mi fe / (…) / Mi pantalón es azul. La vida le empuja a las mujeres como el precipicio motiva la curiosidad de un niño: Venid Amazonas / musculosas / poderosas masajistas diplomadas, p.40.
¿Cree que el amor es lo más bonito? Él trata de atraparlo de país en país, de mujer en mujer. Los poemas recogidos en Antilogía son postales de chicas: neozelandesas de Auckland, muchachas de Borneo y Ceilán, Marie, la bella Señora Morris, bajo sus quinientos mil dólares de renta, Nadezhda Zelova y sus dagas por dedos o aquella puta evangélica. Todo el recorrido de Pe Cas Cor y su final desastroso tienen la clave en la tremenda falla geológica que alberga : de un lado el soplo etéreo del aire, al otro la implacable gravedad de la carne. Dos placas tectónicas opuestas en su espíritu sensible. La delicia ¡Señorita, cervatillo, mirto, hada, estoy perdidamente enamorado de usted! y el tumultuoso Te quiero porque tu corazón es barato marcan la colisión, la ruptura interior del poeta, la grieta; son esencialmente contrarios. Pe Cas Cor escribe que el amor no debe tocar nunca el suelo para que no se lo lleven las hormigas, pero al amor, ¡ay!, siempre se lo llevan las hormigas; después, nace otro asunto . Él lo sabe y se niega a aceptarlo. Actúa como un adulto empeñado en que los padres no son los Reyes Magos y cada 6 de Enero tiene que darle los juguetes a su hija. Quiere elevarse sin aceptar las reglas de la física. Es como la ninfa antes de convertirse en arroyo, en junco, en árbol, una idea no inscrita en lo corpóreo; pero hay que recordar que sólo cuando Pan las hostiga se hacen ellas parte de este mundo. Pe Cas Cor no quiere asistir a dicha violación, le repugna, y, sin embargo, es él quien la comete. ¡Cásese conmigo para que yo pueda conciliar el sueño! Sin duda usted, si no está segura de que yo sea el caballero de sus sueños, no necesita casarse conmigo al contado, seduce en Señorita, cervatillo, etc; pero una vez cumplidos los plazos del rito inevitable, escribe: Hoy prefiero una boca roja de mujer prohibida / (…) / Soy huraño. No soy puro. / No soy puro. / Odio. / Estoy harto de pasear entre ladridos, / de paseos entre ladridos / y semen en el pijama. Esta ruptura es señalada también en Nada material (p.26), cuando a la pregunta de la camarera ¿qué va a tomar el señor? responde él con el título del poema, cuando lo cierto es, ¿alguien lo duda?, que la desea a ella. Sus versos están repletos de referencias al cuerpo: pelo, cabellos, labios, dedos, uñas, ojos, fosas nasales, manos, piel, nuca, boca… ¿Y dice que no debe nunca el amor tocar el suelo?
El poeta Pe Cas Cor tropezó en el segundo sacramento vital, la mujer (ya hemos visto el primero). Ellas lo dan y quitan todo. Quizá murió esperando al romanticismo, sentado en una silla con la caja de bombones sobre los muslos (ver p.64), pero eso no es consuelo. No lo fue para él: lucharé contra todos los que digan / lo que yo digo (p.57).

Arturo Martínez
Arturo Martínez es un poeta entre la espada y el vacío. Quiere ver el hundimiento del imperio actual (p.97), ¿pero es consciente de que él está en ese tablero? No parece igual poetizar a carcajadas en la tasca (p.107) que hacerlo en la derrota y con el miedo, entre ruinas no utópicas, materiales. Intuye que la suya es una expedición de riesgo (p. 104), pero aún no sabe qué le aguarda más allá, pues, de momento, ha decidido instalarse en límite (ver p.114). Pertenece a esa nuestra última generación del Bienestar (previa al New Order), la de viajeros que se atreven tan lejos como alcanza el dinero. Poetas que cuentan la historia verdadera de un mundo artificial, desnaturalizado, feo (Psychoholidays hole 14, p.97), y narran con talento la vida de su habitante más numeroso: el esclavo medio, toda esa franja que va del comercial al mileurista pasando por el diseñador gráfico y el progre en paro a largo plazo. Hay algo muy enfermo en ellos, trabajan para emborracharse, beben demasiado (cada uno ama lo que mata apurando el último trago p.87). No hace gracia.
En Arturo Martínez conviven hallazgos torrenciales (nadie sabe llegar a ningún sitio, p.101) con la gamberrada pueril o la queja del crío consentido, estamos en la playa: operación secreta / El agua está caliente y me he hecho pis / 1000 personas por 2 pisos diarios, p. 100.) Y no; la caída del Imperio empieza dentro, entonces será verdad que hemos ahogado a un niño (p.105), Arturo Martínez destrozará el límite, sacará músculo y hambre y nuestra generación dejará de creer que la autenticidad está reservada al dependiente de una gasolinera en Iowa (p.92), porque irse tan lejos es mentira y el poeta debe entender que, en efecto, usted ya es algo (p.81.)
Del mismo modo que las drogas son precisas al aprendiz, Arturo Martínez escribe poesía al corazón no para amarlo, si no para causarle taquicardia. Leyéndole, a uno le vienen a la cabeza Amor a quemarropa y Pulp Fiction o cuadros tan nítidos como Halcones nocturnos, de E. Hopper. Entre unas y otro me quedo con el segundo, es más sólido, concreto, clásico, y, en cambio, alberga miles de historias. Es la distancia que separa a los poemas Amor a la francesa (p. 82) y El amante (p.87). El primero un aullido anfetamínico un tanto a lo Kurt Cobain, el segundo un disparo lejano. A mitad de ambos se encuentra el soberbio The blues and the abstract truth (p.94).
Si las sirenas, altavoces y alcoholes de nuestra civilización no distraen la potencia del poeta mutante, este hombre pudiera hacerse brujo; quizá entonces todos le amen sin que nadie sepa decírselo. Yo le adelanto mi respeto, porque llegando a Ningún Sitio ya sólo se puede codiciar el universo, (p.89) y, desde luego, el centollo sabe más que Vargas Llosa, (p.80).

Eduardo Scala
Poco más he de extenderme en este forense resucitador del lenguaje. “Soy un renunciante”, afirma él, y su
razón de ser>
pentinas
(p.125) lo ha dicho todo.
Sólo cabe añadir que en esta Antilogía de poetas reversados su espacio es diáfano, atómico, desoxirribonucleico; viniendo del éxtasis comunicador del poeta Arturo Martínez y su arsenal de visiones, los ideogramas de Scala son nubes escuetas, blancas; él cincela la forma, lo suyo es liberar palabras sitiadas por siglos de mal uso, retrotraernos a la época previa a Babel, cuando significado y significante eran lo mismo. Otras veces, Scala apunta al infinito y nos descubre un planeta de circunstancias y secretos (p.141):

SERVID

SER
VID
VID
SER

SERVID

Es fácil imaginarlo doblado entre alambiques con restos adheridos de letras, buscando tozuda e implacablemente nuevas fórmulas que amalgamen contrarios. Él ya ha disuelto la treta del mundo. Ahora quiere ser el farolero silencioso, alumbrar el paso de quienes portan el tirso en la caverna del Misterio. Y ver qué pasa mientras haya

AÚN
UN
AÚN (p.143)


Gonzalo Escarpa
Llegamos al final, acabamos. Para calibrar nuestro caos es necesario ponderar, porque millones de partículas reales y distintas chocan y rebotan sobre algo abundante y desconocido: la materia oscura. Yo no comprendo nada. No por eso / me rindo. Una cuestión / de técnica, sin más. No comprender (p.196.) Es el sí al no de su admirado Ángel Guinda, un aumentar la confusión para verlo todo mucho más claro (…), por lo demás, no hay más (p.183.) Cambiar el mundo nada menos, hay poco que decir, no soy yo sólo (p.198.) Gonzalo Escarpa asume y hace suya la única religión posible, el acto. Sabe que hacer es estar vivo y puede estarse en muchas partes siendo uno. Él es Legión, tantas sus voces que a ojos legos pudiera parecer un sin rumbo. ERORR (p.207), lo hace queriendo. Poeta irreductible y trabajador incansable, tiene el talento de un tahúr y la sonrisa del jugador con tres millones de ases en el culo. Avanza descubriendo que la rebelión no es contra las multinacionales, si no contra uno; y sabe que a la pureza la custodia el demonio. De ahí que como poeta no se permita atropellar por lo intenso, lo calcula con esmero de coleccionista, es la Medida de desorden de un sistema, el compás que fija en lo amorfo para trazar una curva precisa.
En Antilogía habla de la belleza, el amigo, lo cotidiano, el tiempo, la inocencia (Todo se ha detenido / para que yo lo mire / No es tan sencillo. P.199). Está lejos de ser el asesino secreto, el fiel vituperador, el poeta incorrecto de Fatiga de Materiales, Mass Miedo y No haber nacido. Aquí aparece pausado, recogido en su faceta de fraile contemplador y giróvago cuyo conocimiento mundano le aleja de luchas y violencias (Que no, que sabes todo ya, que quedan sólo / dos plazas de sabor desconocido: dilo / por todas partes de una vez, no es / fácil, pero sube, descubre / la serenidad simple del que tiene / un corazón o dos / zapatos, un / armario donde al fin / el poco paso prieto que le quema / se anuda: ha de ser / sábado: despiertas, / y el mundo nada sabe de su ruido. P.203). Pero ese ermitaño del bosque tiene un vicio, el trato nocturno con súcubos. Las bellas irresistibles diablas le dictan al oído orgasmos (I´m not the girl who misses much. Pipilotti Rist) que él transcribe como fiel amanuense con todo el poder de los infiernos, yo no soy la mujer que te arregla la vida / yo no soy la mujer yo no soy la mujer / (…) / yo no soy la que mira con los ojos redondos / yo no soy la mujer que te miraba en Itaca / (…) / yo no soy la mujer que termina los poemas. Y sí, las mujeres le aman, todas, sin distinción (ya hemos hablado de su importancia sacramental.) Yo las he visto pestañear absortas lentamente, como chiquillas asustadas, tratando de entender cuando él les clama: poesía,¡ ni muchísimo menos!, eres tú (Mass Miedo); y luego aplaudir rabiosas y acercarse a que el fraile con cabeza de jabalí les rasguñe un autógrafo.
Eso, y una pizca de truco de magia para quedarse con ardillas y bandidos, reúne Gonzalo Escarpa en esta Antilogía de poetas reversados.

CONCLUSIÓN
Ya lo dijo Casimiro Parker ha esculpido en este libro una cariátide postrera, un símbolo de riesgo mortal, horror y posible belleza. Una aventura con difunto que nos habla de una pistola y dos balas grabadas: mujercita intachable y mujerzuela incansable (p.22); un poeta arrebatado que se chuta los posos del imperio que detesta: Occidente y sus chirriantes domingueros (¡¡Oh, Las Vegas, viva Las Vegas!! p.111); el epigrama silencioso de un renuente y la esperanza de quizás una victoria si el péndulo oscilante doma al caos, y la espiral se desenreda.
A excepción de Scala, oráculo, los otros tres poetas lidian al monstruo micénico de estos albores plenos y últimos del XXI; oficiantes litúrgicos del mundo, no lo aceptan, y aún juegan a ser menos.
En la arena, yace uno astado y muerto.