lunes, 30 de noviembre de 2009

En cuanto a brindis se refiere, nuestro héroe no es manco




Esta vez sí, Lupert se frotó las manos mientras esperaba su doble ración de reconstituyente. No sólo pretendía calentarse las manos, también buscaba imprimir a sus muñecas un swing que hiciera del brindis consigo mismo un gesto garboso. Era zurdo, pero se había acostumbrado a sostener los vasos con la mano derecha debido a las supersticiones de sus cofrancahelistas. Enseñadas respectivamente la mano derecha por la práctica y la izquierda por la tendencia natural, no había que temer ningún traspié (trasmano en el caso que nos ocupa) que diera al traste con la impresión de mundanidad que ya a estas alturas suponía haber causado en el resto de la parroquia. Y sin embargo cuántas veces hemos visto desmoronarse el empaque aprendido a lo largo de años de relaciones humanas debido a una visión repentina y subyugante. ¿Qué es aquello que habíamos olvidado haber olvidado pero que vuelve a nosotros de pronto en dicha visión?

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EL RESENTIMIENTO EN LA MORAL
MAX SCHELER

viernes, 27 de noviembre de 2009

SAMPLES CORAZONESCOS 6



[ALICIA LUXEMBURGO supuso, con su incorporación a ECDB a partir de otoño del 95 (justo semanas después de mi desencuentro definitivo con Tessa Duncan: tiene su miga simbólica este relevo dado el muy distinto talante de ambas y su no menos diverso significado en mi bagaje existencial), la fractura entre una visión inconformista pero todavía ligada a lastres burgueses, tanto derechohumanistas como convencionalmente nacionales, y una dinámica de ruptura con el Sistema más allá de cualquier veleidad retórica (ella fue detonante y/o acicate de mi acercamiento a los abertzales, de mi profundización en el seguimiento de la convergencia nacional/comunista -que por entonces lideraban en Rusia el radical anticomunista Dugin y el secretario del PCFR Ziuganov- cuando me contó cómo había asilado en su casa a un marino ruso que se exilió del caos del yeltsinato por lealtad al anterior régimen, o de mi creciente interés por la figura trágica de Ulrike Meinhoff –a cuyo recuerdo dedicó su texto más lírico-), tensionando al máximo la pureza contestataria de mis intenciones; activista R-O-J-A, comprometida con tres nombres (Mao, Lenin y Nietzstche –al que consideraba, con un poso soreliano, más sinónimo de revolución que a Marx-), vinculada a los escasos ambientes irreductibles de izquierda que quedaban en los 80 y primeros 90 (PCE-ML PCE-R...), de facciones talladas a golpe de hoz y martillo (nunca un rostro fue mejor reflejo de una ideología –hoy, cuando reviso MILLION DOLLAR BABY o, aún más, cuando contemplo a la monolítica Clea DuVall de HEROES, me viene a la retina toda esa ejemplar unidimensionalidad de Alicia, para quien la praxis siempre tuvo pareja importancia que la teoría y la pistola que la pluma-); no daré detalles sobre las circunstancias en que nos conocimos ni por qué dejamos de tratarnos pues, si para algún colaborador corazonesco ha supuesto un alias más necesidad que capricho, ha sido para ella; sus textos (ya se sobreentenderá a estas alturas de su semblanza) se sitúan en las antípodas del ejercicio de estilo o de la creación como fin último y, sin embargo, bajo su explícita funcionalidad, están llenos de pasión y de una exquisita mala leche: una saga de varias entregas sobre la reconversión industrial en España, varios artículos sobre cine (incluida una demoledora reflexión contra la entrega de los Oscar), glosas a Mao (así como un hipercrítico retrato del maoísmo en nuestro país) o el ya mentado envío a Ulrike Meinhoff, y en los últimos números la publicación en plan folletín de su novela ARIADNA Y EL LABERINTO (ambientada en el mundo de la droga y el lumpen madrileño), serie que quedó truncada por la desaparición de la revista; de su numerosísimo material para ECDB y publicaciones paralelas, he escogido (por ser donde mejor explica qué hacía una chica como ella en la saga corazonesca) este balance de sus lazos con el boletín PUNTO DE VISTA OPERATIVO, aparecido en el último nº de dicho boletín (primavera del 97), momento que supuso la cuenta atrás de mi ruptura irreversible con el mundillo nacional español y también, no mucho después, el final de mi breve flirteo con los abertzales (en este caso, no por propia voluntad sino como consecuencia de presiones intoxicadoras procedentes del entorno mediático de un PSOE todavía engolfado en el tema GAL)]

PVO: un libro de Estilo

Dijo Lenin una vez: «Los enemigos de mis enemigos son mis amigos», y yo añadiría, o mis colaterales, aliados, compañeros de trinchera, mientras el ideal sea la destrucción de la Bestia común. Luego, ya veremos.
Algo así ha venido siendo el «PVO», un frente común abierto contra el enemigo común, una trinchera excavada entre todos para cobijar a todos, en definitiva, un fusil cargado de letras y de ideas y de sueños que unos llaman «terceristas», otros «utopía», los más «REVOLUCION».
Hemos disparado nuestros pensamientos en lo que podría parecer un maremágnum de argumentaciones contradictorias, desde todos los puntos de vista posibles, contra las fuerzas mayoritarias del sometimiento al sistema, y nos hemos sentado azules, maoístas, abertzales, autónomos, cristianos de base, neopaganos, justicialistas, inclasificables, en el mismo banco guerrillero porque, al fin y a la postre, nos iguala (me estoy refiriendo, claro está, a quienes seguimos creyendo en la validez sin cortapisas de la transversalidad del «PVO», a quienes lamentaremos su pérdida solamente si ello no se traduce en una nueva estrategia transversal aún más operativa) nuestra creencia en un Estado distinto, fuerte, democrático, justo, proletario y nacional.
Sin pedir permiso a la casta parlamentaria burguesa, sin acudir llorando a unas instituciones nacidas de la herencia aberrante del franquismo, sin glosar estrategias falsamente radicales, nuestro «PVO» ha intentado frenar, en su modesta medida, la dispersión de voluntades que envenena el frente anticapitalista. Y hemos intentado frenar esta diáspora porque, sencillamente, el enemigo es demasiado poderoso para sufrir la mella de cualquier intifada particular. Han de llover piedras, granizar rocas, si queremos salir del puro testimonio militante, si queremos dejar atrás la jungla monetarista, la selva negra del Mercado Blanco -o «Bursátil», como también se le conoce en los escasos pero poderosísimos círculos pensantes del Sistema-, la teología del Becerro de Oro aun cuando sus sacerdotes pretendan circunscribirla a lo que se ha definido como «Cultura del Pelotazo». Debe ser tal la torrentera de cantos que aneguemos de una vez por siempre el futuro huxleyano que el sistema nos ha diseñado.
¿Quién no se siente amenazado -de verdad, no de boquilla, más allá de retóricas, de demagogias- en la supervivencia de nuestro común factor humano? Quien fuere se merece las dosis televisivas de Soma que nos inyectan diariamente, quien duerme cómodamente la paz mortal de un bienestar falsificado merece el olvido, pero quien busca otras rutas muy lejos del desierto dorado de los muertos vivientes, merecía, nos merecíamos un «PUNTO DE VISTA OPERATIVO», un nexo de cordura que nos hiciera sentirnos parte de otra patria opuesta a la oficial (ésta, por otra parte, inexistente, si nos atenemos al verdadero significado de la palabra «patria»).
Probablemente, el Estado, tal y como yo lo sueño -ligeras modificaciones sobre el modelo que intentó Lenin, y que siguió fielmente Mao- difiera de la estructura que ven, con los ojos del espíritu y la mente, algunos compañeros, disparadores de metralla escrita, también francotiradores a este lado de las líneas de batalla. Pero, hoy por hoy, tanto ellos como yo hemos conseguido arañar fuerzas de la combustión para agrupar nuestros desacuerdos en un compartimento estanco, caja de Pandora quizá en el futuro para nuestros enemigos, y mantener la vista clavada sobre el horizonte, evitando reojos sectarios y paranoides. Y es que, desde el Corazón del Bosque, allí donde viven los proscritos, la vida se ve de otra manera, el mundo se siente libre, se aspira rotundo, prometedor y vibrante de rebeldía en cada latido, latido que es una razón más que un pálpito. Y el «PVO» ha sido, en el Corazón del Bosque, libro de Estilo de una supervivencia: la Nuestra, la de la REVOLUCION.

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miércoles, 25 de noviembre de 2009

NOSOTROS, LOS DEL ESTIGMA
















Estoy acostumbrado desde niño a que me digan que todo me irá mal.
De haber creído en agoreros, me habría terminado ya.
Cuando empecé a laborar mi destino, los agoreros decidieron que terminaria follando viejas para sobrevivir... A parte de no tener nada en contra de quienes se dediquen a semejante puesta en escena, los agoreros se equivocaron. También vaticinaron que acabaría volando catedrales... Y también fallaron. Es curioso, además, cómo para los agoreros el otro siempre va a terminarse o acabarse ya sea de esta o de la otra manera, dando a entender una cosa distinta de la cierta: Que aquí, al final, todos muertos. Pero no, de acuerdo a los agoreros: Los demás terminan siendo algo nefasto, nefario y nefando; mientras ellos son, por siempre jamás, la sensatez y el colmo del tino y de la lógica bien aplicada. Así que nosotros, los del estigma, acabamos y terminamos; pero los agoreros son.

Desde luego, cuando empecé a escribir, también se lanzaron oráculos en mi contra. No lograría nada en la literatura. Yo era demasiado joven, demasiado natural... Tampoco el mundo del periodismo estaba hecho para mí, según los agoreros. Y, por supuesto, ¡la familia me era un coto vedado!, pues yo terminaría fatal debido a mi espíritu joven y rebelde: Drogadicto, yonki, perdedor.

En fin.
No follo viejas por dinero.
Alguna me hubiera follado por el mero placer.
Nunca he volado una catedral, las amo.
Mi carrera literaria avanza lenta y bonitamente. Disfruto de ella a cada paso, más y más. Algunos (Vila-Matas, De Prada, Rigalt) han ensalzado tanto mis libros que casi me empacho. En cuanto al periodismo, baste decir que me ha llevado a Calcuta de la mano de Dominique Lapierre, al Atlántico en una barca de totora, a una chabola de Pitis para comprar jaco, a escribir columnas anti-ETA en un periódico de tirada nacional, a conocer a Mutis, Saramago, Allende... Le mando el currículo a quien quiera. Y bueno, mi esposa es una mujer feliz cuyos ojos brillan al mirarme a pesar de este marido suyo que ahora lleva cresta mohicana, se somete a tratamientos de maría, entrena duramente para no covertirse en esclavo mental de nadie y soporta con magnanimidad los vaticinios desastrosos de todos cuantos no soportan el viento del alma.

Observo, en cambio, que a los agoreros no les van bien las cosas.
A lo sumo, disimulan.
Dicen los agoreros que yo me disfrazo porque visto de negro, corbata, chaleco, gabán, guantes y sombrero(*). Dicen que estoy loco y perderé la cabeza por fumar pitillos verdes. Lo dicen y se guardan mucho de fijarse en sí mismos. ¡Qué tranquilos se quedan vertiéndo su TERROR en mi espejo! ¡Ay, ay!...

Así que seguiré por mi senda, cantando mi canción y amando a las estrellas, al fuego y a todos los libres. Porque nosotros, los del estigma, sólo queremos cantar nuestra canción, ¿verdad, salvaje amigo?:






(*)Diferencia entre máscara y disfraz, brevemente señalada para que los agoreros lo entiendan: MÁSCARA es aquello que realza el aspecto que interesa mostrar al sujeto que la porta, hacieno más claro el mensaje que desea comunicar. DISFRAZ es lo que se pone la gente para engañar a otra gente, pasar desapercibida o ir a una fiesta.
Y otra Nota: de negro pues, al considerar este mundo el negativo de Lo Real, deseo salir muy luminoso en la película positivada.

martes, 24 de noviembre de 2009

BETTINA FLATER

Paseaba Limbo Piedra, sombrero calado, su petardo y malas trazas, cuando entró al Café Unión para echarse un vino. Y esto fue lo que encontró:


Lamiéndose las heridas con el vino, Limbo no dejaba de pensar en Piel de Lobo. También pensaba en las bonitas muchachas.





Y estaba convencido de la FE, el bueno de Limbo Piedra.
Creía en el movimiento SLOW...
En la necesidad del COCOCRASH...
Y en el trabajo subterráneo del magma, que él y otros lobos encarnaban.

WE KEEP ON OUR DUTIES
BELIEVE
GOOD NEWS AHEAD

Ah: BETTINA FLATER es la chica que tan bien canta.
Avísanos de próximos conciertos.
Nosotros te avisaremos cuandos nos reunamos a aullar.

viernes, 20 de noviembre de 2009

SAMPLES CORAZONESCOS 5



[sobre lo mucho y bueno que significó CARLOS AGUIRRE para ECDB ya lo dije en su momento en esta entrada luminarca; de su abundante, variadísima y prolija obra aparecida en la revista, he elegido esta reivindicación de Esparta aparecida en el nº 18/19, último de la saga corazonesca]


UNA MIRADA HACIA ESPARTA


Esparta, en buena medida, es conocida como la antagonista de la sabia Atenas. Los más duros golpes sufridos por la Atenas del período clásico, en su pretensión hegemónica, le vinieron del Peloponeso y de Esparta. Esto le ha valido, sobre la base del brillo ateniense, cierto descrédito y ciertos prejuicios hacia su realidad política y social. Son muchos los que han creído ver en ella un monolito de intolerancia y cerrazón ante la sabia Atenas, además de una referencia totalitaria frente a la democrática e ilustrada polis ateniense. El conocimiento que se tiene de ella viene determinado por esta confrontación y, en la medida en que se mitifica la Atenas clásica, se minusvalora la Esparta también clásica. Así las cosas, el perfil de las relaciones sociales entre los espartanos, en comparación con el gran crédito de las atenienses, son casi ignoradas para el público culto. Lo cierto es que, tal como pusieron de manifiesto varios pensadores helénicos, lo espartano, y lo dórico en general, tenían un hueco capital, inspirador de modelos, en la conciencia helénica.
El genio griego, en la época, demandó de una síntesis superadora de ambas sensibilidades, la ateniense y la espartana, tal como Platón puso reiteradas veces de manifiesto. La incapacidad helénica para solventar la crisis planteada al final de su período clásico supondrá el eclipse de uno de los momentos donde el genio humano brilló a más altura. Las guerras, la ruptura de los equilibrios sociales entre ciudadanos, la crisis de los antiguos mitos y de la primera filosofía, serán las notas de esta época de incertidumbre y decadencia. Los griegos de la época fueron incapaces de superar la contradicción que suponía la fuerte tradición de independencia de las polis o ciudades, su fuerte singularidad, con una realidad cultural, religiosa y comercial que se hacía panhelénica.
Volver la vista a Esparta no significa mirar a la ciudad que quebró la hegemonía ateniense, sino atisbar otra manera de entender lo griego, que, en síntesis con lo Atico, sí que podría haber dado respuestas a los desafíos planteados. Ese fue el criterio de personalidades de la talla de un Jenofonte, un Platón y, en parte, un Aristóteles.
Lo dórico, frente a lo ático, supone la conservación de antiguos modos de vida más arraigados a la ancestral mentalidad helénica. Esparta aportaba al genio griego la permanencia de los valores tradicionales de la areté, virtudes excelsas, expresadas por la cultura, la mitología y la religión griegas. Su aportación a lo helénico aseguraba la tradición recibida, en el contexto de las bruscas mutaciones y convulsiones que padecerá Grecia al final de su período clásico. La cultura espartana reflejaba lo griego en su sentido más puro y arcaico, más caballeresco y agrario, más al margen de los nuevos vientos que el comercio y la cultura ciudadana habían traído.
Esta profunda conexión de Esparta con lo más originariamente helénico tiene su origen en la manera en que la polis abordó su forma de organización política. El período clásico y preclásico, en la antigua Grecia, está marcado por la ascensión del pueblo en la escena política. Esta relevancia creciente vendrá dada por el despliegue de su poderío militar en las grandes unidades hoplitas, guerreros a pie, decisivas en los conflictos entre ciudades por una mayor efectividad bélica que las antiguas tropas de caballería. Ante este hecho consumado las soluciones adoptadas fueron diversas.
Atenas, sobre la base de un alto porcentaje de población esclava dedicada a la agricultura y la manufactura, optará por una profundización democrática, dejando sin resolver el espinoso tema de las diferencias económicas entre ciudadanos. Una cultura económica y mercantil se adueñará así de la vida ciudadana. La antigua areté a la postre no será suplantada sino por la ascensión de una incipiente burguesía mercantil. El pueblo y la aristocracia colapsarán ante los intereses de esta plutocracia emergente. Atenas pagará las consecuencias, y con ella toda la Hélade, en la guerra del Peloponeso. Grecia no estaba dispuesta a consentir el sometimiento a una suerte de imperialismo mercantil bajo férrea directriz ateniense, y no lo estaba porque dicha mentalidad protomoderna, economicista y preburguesa colisionaba en su raíz con la koiné helena, la comunidad cultural griega tradicional. El imperio de los mercaderes exige una inexistencia de límite para el comercio. Atenas favorecía dichas dinámicas en la medida en que la Atenas tradicional había fracasado a la hora de refundar sobre nuevas bases el genio griego. La mentalidad mercantil había desplazado a la areté y los viejos mitos quedaban convertidos en entretenidas fábulas. Los viejos aristócratas, empobrecidos, daban paso a una oligarquía mercantil ávida de interés y nada atenta a ninguna manera de paideia, es decir, de formación y educación en la tradición y en la virtud. Los primeros filósofos, hasta Aristóteles, intentaron responder a esta decadencia ateniense, a esta descomposición de la sabiduría griega que la nueva cultura «burguesa» procuraba. El fracaso fue su saldo.
Esparta conciliará, en un modelo con escasa población esclava, canales muy importantes de participación política para el pueblo, con el mantenimiento del prestigio de la aristocracia local y los valores dóricos, en la persona de los monarcas. Todo ello sobre la base de una justicia social radical entre los diferentes ciudadanos, fueran o no aristócratas. La tierra se repartía en lotes iguales entre los espartatiatas, nombre que recibían los ciudadanos, y tenía un carácter inalienable ya que era propiedad del Estado. El comercio se encontraba muy restringido y para evitar acumulaciones de capital que alteraran un equilibrado reparto de la riqueza, se prohibió la acuñación de monedas de oro y plata, utilizándose unas monedas de hierro con un valor fiduciario a cargo del Estado. Las actividades comerciales y de manufactura, prohibidas para los ciudadanos, fueron puestas en manos de los periecos, hombres libres pero sin derechos políticos. Estos periecos gozaban de amplios márgenes de libertad, tenían tierras asignadas, autonomía en su organización política, y estaban obligados a servir en el ejército espartano como tropas auxiliares. Su consideración entre los ciudadanos era alta, encargándose de la gestión de los intereses comerciales de la polis y denostrando a lo largo de la historia gran lealtad hacia ella.
Este sistema impidió el afloramiento de tensiones y diferencias socioeconómicas entre los espartatiatas. Así se consolidaría una estable situación social donde los antiguos valores de la aristocracia dórica empaparon todo el cuerpo social sobre la base de la noción de pueblo en armas. Esparta supo conciliar las rupturas sociales y económicas que llevó aparejada la ascensión del pueblo con el mantenimiento de los austeros valores tradicionales de los guerreros dóricos.
Junto a los espartatiatas y los periecos, existía un tercer grupo social, los llamados ilotas. Estos tenían su origen en poblaciones sometidas por derecho de conquista. Su situación sería más asimilable a la servidumbre que a la esclavitud. Se encontraban adscritos a la tierra y eran propiedad del Estado. Con este grupo social la tensión fue permanente, registrándose varias revueltas ilotas de importancia.
El poder y el prestigio de los linajes aristocráticos y sus valores quedó asegurado por la institución de la diarquía. Dos reyes, cada uno de un determinado linaje, el de los Agiadas y el de los Europóntidas, ejercían el poder colegiadamente. El prestigio de los reyes se veía reforzado por la función sacerdotal de intermediarios con respecto a los dioses. Eran por tanto los garantes de los cultos ciudadanos y de las tradiciones religiosas de la comunidad. En caso de falta de acuerdo entre los reyes, los éforos, magistrados elegidos por votación popular, hacían de árbitros. Estos reyes tenían sus facultades muy limitadas por los éforos. Estos tenían amplios poderes en asuntos administrativos, financieros y de instrucción pública, compartiendo con los reyes los poderes político y judicial. Los éforos significaban la participación del pueblo en los asuntos políticos.
El consejo de ancianos y la asamblea eran los otros dos órganos de gobierno espartanos. El primero entendía de los asuntos de justicia criminal y preparaba los asuntos a tratar por la asamblea de ciudadanos. La apella, o asamblea de los espartatiatas, era un órgano consultivo, y sus poderes jurídicos, al margen de su evidente relevancia política, eran limitados.
El resultado de lo antedicho fue una sociedad tremendamente equilibrada que supo resolver la crisis de la sociedad griega arcaica sin por ello ver resentida ni la sabiduría tradicional ni la poética mítica helena. La descomposición social y cultural de la Atenas clásica había puesto en crisis todas las disciplinas sapienciales áticas. En Grecia los poetas eran los transmisores de la cultura y de la gnosis. La decadencia de la sociedad fue la decadencia también de los poetas. Este es el sentido de la famosa sentencia de Platón «echemos a los poetas fuera de la República», ya que habían dejado de cumplir su «sagrado deber». Por ello Platón asigna a la filosofía la tarea de recuperar una sabiduría, una sophia arcaica ya perdida. El mismo Platón verá en Esparta su modelo para una restauración de lo griego, mas ocupando el filósofo el antiguo papel del poeta. Filósofo que, desde luego, está muy lejos del mercader de ideas, a mayor gloria de su vanidad e ingenio, en que se ha convertido el pensador moderno a base de entificar la verdad en el discurso. Filósofo que desde una experiencia visionaria y contemplativa de la verdad, no racional por directa y dislocada la percepción ordinaria del hombre corriente, diseña discursos que posibiliten su acontecer. Es el intelecto del filósofo el que abre las puertas de la doctrina no escrita platónica, el que mira la realidad con otro ojo y hace de la sabiduría una permanente experiencia, un ejercicio de sintonía con el logos.


LA EDUCACION ESPARTANA Y EL PAPEL DE LA MUJER

Dos notas singularizan tremendamente a la sociedad espartana frente a otras sociedades helénicas. La primera de ellas es el sistema de instrucción pública existente a través de una intensa vida comunitaria organizada y diseñada desde el Estado, y la segunda es la privilegiada consideración de la mujer en las relaciones sociales.
La educación en el entorno familiar tenía lugar hasta los siete años. En este primer momento eran sobre todo las mujeres las encargadas de realizar esta primera instrucción, centrada en una primera transmisión de las fábulas y las leyendas helénicas. A partir de este momento la institución del eforado se hacía cargo de la educación de los futuros espartatiatas. Hasta los doce años se enseñaba a los niños a leer y escribir sobre la base de la transmisión de los textos mitológicos, obra de los poetas. También se les enseñaba una austera retórica que tuviera por objeto la expresión concisa y clara de aquello que se quería comunicar, al margen de ejercicios dialécticos. La música, el canto y las marchas campestres, entendidos como instrumentos de forja de un carácter guerrero y endurecido, sobrio, eran también de especial importancia. A partir de los doce años la preparación física y militar se endurecía. El objeto final de la educación era insertar a los espartatiatas u homoi, es decir, los iguales, en una intensa vida comunitaria empapada de los valores guerreros de la aristocracia dórica. La forja de un carácter duro, preparado para todo tipo de padecimientos y sacrificios, era el eje sobre el que giraba toda la instrucción realizada. Finalizado dicho proceso, los ya ciudadanos de pleno derecho ingresaban en una especie de fratrias o hermandades que hacían permanente el proceso de preparación para la guerra. Estas sociedades tenían una intensa vida comunitaria y sobre ellas giraba toda la vida del espartatiata.
La mujer recibía una educación similar a la de los hombres. De esta manera transmitía los valores de austeridad dórica en las primeras fases de la misma. El lógico correlato de lo afirmado es la amplia libertad y los derechos jurídicos de los que gozaban las mujeres, mucho mayores que en el resto de las sociedades helénicas, y que asombraban al resto de los griegos. La intensa vida comunitaria de los hombres dejaba a la mujer un gran espacio para la gestión de los asuntos domésticos, otorgándola una amplia libertad de movimientos. Desde luego, la mujer espartana era lo opuesto a otras mujeres griegas, que hacían de la vida en el gineceo el centro de su existencia, muy al margen de la vida ciudadana.
Sirva este repaso de la Esparta clásica para poner de manifiesto sus logros en lo referente a la organización social. Su radical justicia social, su sólida conexión con los antiguos mitos y valores de la comunidad, su peculiar sistema de equilibrios en el ejercicio del poder, la participación del pueblo en el mismo a través de sus representantes, forma todo ello un panorama en el que se inspiraron muchos pensadores griegos. Su valor es precisamente la aportación que suponía, en el sentido de dar estabilidad al sistema social asegurando la transmisión de los ancestrales valores griegos.


APENDICE PARA MODERNOS

Volver la vista a Grecia es divisar aquello hasta donde remonta la historia de nuestra civilización. Siendo esto cierto, son muchas las sorpresas que dicho ejercicio depara. Por regla general el moderno busca legitimarse en la antigua Grecia, desea convalidar su propia disposición en esos albores de nuestra historia. Desea encontrar allí una legitimación mitológica a su devenir moderno, a la ciencia moderna, al individualismo moderno... La nuestra es la única cultura en la historia que busca legitimaciones externas a sí misma. Lo cierto es que el humanismo griego no es más que un invento de los propios modernos en burda caricatura de la decadencia griega. La verdadera Grecia, la de los filósofos y los poetas, la de la polis y la tragedia, siempre consideró con alergia a ese individuo demandado por la conciencia burguesa y nunca consideraría ciencia a lo que los modernos llaman tal. La Grecia decadente es la que la modernidad pretende vendernos, la Grecia de la crisis de la poética y la del fracaso de la filosofía, la Grecia de la burguesa y decadente Atenas. No es por tanto neutral nuestra conciencia histórica moderna, como tampoco es justo usar la filosofía como manera de legitimación al suponer esta una reacción contra un determinado proceso que el moderno alaba caricaturizándolo.
Precisamente en este punto aparece el tremendo valor de Grecia. ¿Cómo era realmente nuestro momento original? ¿Qué podemos aprender de nuestro pasado? ¿Cuál era el corazón de nuestro origen? Para Heidegger la historia de Occidente es la de la expresión del nihilismo de la mano del olvido del ser, ser que emerge en el enlace y por tanto no es sino experiencia de la propia vida en nuestra capacidad de ser uno con ella, de no ser sino receptáculo de lo que la vida envía, insertándonos más allá de planteamientos egóticos en la rueda del ser, no siendo sino lo que somos en el gran plano de la vida, de la physis. Cartografiar nuestros orígenes es constatar un panorama de reacción contra el nihilismo y no otra cosa, es constatar una apuesta por la vida en combate agónico y hasta trágico con los conceptos alrededor de los cuales gira la modernidad; individuo que calcula, piensa y somete la realidad a su juicio, interés o parecer, bien como mercader, bien como científico moderno, bien como pensador moderno. Este es precisamente el valor de Grecia, nuestra otra Europa a la vista de los futuros inéditos de nuestro pasado.
Una realidad desencantada donde todo ha quedado reducido a su condición de objeto sometido por el sujeto moderno demanda nuevos horizontes. Diseccionar nuestros orígenes es una buena terapia para poder volver a pensar y a actuar, para fracturar la modernidad tras la constatación de que nuestra vida no es sino su superación, y todo esto tras beber de la copa del nihilismo hasta la última gota, ya que esa es nuestra necesidad histórica, nuestra única vía.


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domingo, 15 de noviembre de 2009

Y NADIE NOS ENTENDERÁ

Con este título inspirado en la idiosincrasia de Charlie Mysterio, despedimos los programas sobre lo acontencido en la RINA BOUWEN.
PIEL DE LOBO TV emite aquí 4 piezas:

- MANIFIESTO PERFOPOÉTICO, de Gonzalo Escarpa.


- EL SENDERO DE LO ÍNTIMO, de Dos tipos de Abrigo.


- Extracto de la DEFENSA ERÓTICA DEL ALMA, de Limbo Piedra .


- Extracto de PALO ALTO, de Alberto Ávila.



Despedida: Demon Faculty Open for the sake&rest of God.
We are ON. Glory is not for us.

TV PIEL DE LOBO AGRADECE LAS FACILIDADES Y COOPERACIÓN DE LA GALERÍA RINA BOUWEN Y MANUEL DE LA FLOR (pintor).

TERRITORIO DE EXTRAÑAMIENTO

Pielobinos en la RINA BOUWEN
5 de Noviembre de 2009

Limbo Piedra canta a sus ancestros


Y Gonzalo Escarpa poetiza en mil pedazos:


...continuará

viernes, 13 de noviembre de 2009

DOS TIPOS DE ABRIGO EN LA RINA BOUWEN

Fué el 5 de Noviembre de 2009.
Atención.
Y luego déjese llevar.... . . . . .






En la Galería RINA BOUWEN.

SAMPLES CORAZONESCOS 4


[las dos contribuciones a la saga corazonesca de la entidad firmante como ANTONIO VALDES (sobre Heidegger y Nietzsche respectivamente) fueron tal vez de lo más denso en términos de ensayo que recogió la publicación; personaje transversal como la mayoría de los colaboradores, tras pasar por el campo nacional tanto desde el activismo como desde la agitación cultural, en el momento de incorporarse a la aventura de ECDB derivaba progresivamente hacia babor (atraído por pautas estructuralistas: especialmente, por la noción foucaultiana de biopoder) y abandonando las banderías ideológicas por las alturas filosóficas, en un recorrido inverso al seguido en su etopeya por Ramiro Ledesma, con quien siempre le encontré un punto de relación por su afán de rigor, su taciturno fanatismo y su talante fascista de izquierda; aquí os dejo con el capítulo final de su extenso trabajo sobre Heidegger, aparecido en el nº 8]

HEIDEGGER, LA METAFISICA Y LA TECNICA (capítulo VI)

«... la esencia de la técnica no tiene absolutamente nada de técnica. De manera que nunca percibiremos nuestra relación con la esencia de la técnica mientras nos limitemos a representar la técnica y a practicaría, a acomodarnos a ella o a huir de ella. En todas partes permaneceremos encadenados a la técnica y privados de líbertad, ya sea que la afirmemos con pasión o que la neguemos del mismo modo» (Heidegger. «La cuestión de la técnica»). Lo que a Heidegger le interesó siempre de la técnica fue su capacidad para dar forma a un mundo, a una cultura, a una humanidad. La técnica como constitutiva de una época, al margen de las ideologías que en ella compitan, gobiernen y gestionen, Heidegger se introdujo en el problema de la técnica desde la historia del ser: «La denominación "la técnica" -dirá Heidegger- es tomada aquí tan esencialmente que equivale en su significación al título de "metafísica consumada"» (Heidegger. «Conferencias y ensayos, l»). Al igual que la metafísica no puede entenderse metafísicamente, sino desde el olvido del ser, desde lo que ella deja impensado, la técnica tampoco debe contemplarse técnicamente, como un mero instrumento, sino que debemos retroceder a su esencia.
Heidegger comprende la técnica de un modo radicalmente contrario al habitual: la técnica, como época actual del ser, es nuestro destino; no somos libres frente a ella, nos determina en nuestra esencia. La técnica no es un instrumento indiferente al uso que de ella se haga, y por tanto es absurda esa idea según la cual es necesaria una humanización de la técnica que la moralizo y la ponga a nuestro servicio. «La representación corriente de la técnica, según la cual la técnica es un medio y una actividad humana, puede llamarse la concepción instrumental y antropológica de la técnica» (Heidegger. «La cuestión de la técnica»). El problema de la técnica no está en el hecho de que se olviden los fines para ocuparse sólo de los medios: tampoco de que se haya apostado por fines indeseables, inmorales, destructivos o interesados; no se trata, por otra parte de un exceso de técnica y de maquinismo; ni de una mala dirección política. El esquema de Bergson, por citar a un pensador ilustre, según el cual la industrialización y la tecnología moderna acaban mecanizando la vida por lo que sería necesario un suplemento de alma, es para Heidegger demasiado ingenuo. La técnica no es algo neutro que necesita ser guiado por valores espirituales; la técnica al construir un universo cultural, al ser un destino, crea sus propios valores inmanentes a ella determinantes de las soluciones y resultados políticos. Si nuestra época ha sido la de los totalitarismos más genocidas no se debe a una mala gestión política, ni tampoco a que las ideologías no fuesen las acertadas. El capitalismo, el socialismo, la democracia y el nazismo son las ideologías perfectas y necesarias de la época actual, de aquí su triunfo absoluto, su identidad de fondo y la aceptación por las masas como algo natural. La civilización tecnológica es en su esencia totalitaria; su resultado normal es la planificación absoluta de la vida, la manipulación de la naturaleza y colonización del futuro.
Percibimos nítidamente la identidad entre metafísica de la subjetividad y pensamiento tecnológico. «La bomba atómica -dice Heidegger- ya estalló en el cogito cartesiano». Descartes no inventó la filosofía de la representación. La condición de ésta es la concepción técnica del ser como envío. Si la bomba estalló con Descartes es porque el pensamiento que la hizo posible ya estaba latente en el dualismo cartesiano: «el hecho mismo de que el hombre se convierta en sujeto y el mundo en objeto es sólo una consecuencia de la esencia de la técnica que se impone, y no inversamente» (Heidagger. «¿Para qué poetas?»).
Cuando se interpreta la técnica de forma antropológica queda mostrado de forma patente cómo el envío del ser funciona como un destino. El pensar técnico determina la imagen que nos hacemos de nuestra relación con la técnica. El dualismo artificial, sujeto-objeto, consecuencia del pensar técnico y humanista, hace que el hombre se vea a sí mismo como sujeto dominante y señor del mundo tecnológico como objeto. Como en todo idealismo, el pensar antropológico hace de la realidad material, del mundo no humano algo inerte a lo que el hombre ha de dotar de sentido y significación. El pensamiento antropológico impide pensar la técnica como impedía pensar la esencia de la metafísica. La determinación es tan radical, deja tan pocos resquicios, que produce la apariencia de que el hombre actúa como señor.
Lo primero que nos viene al pensamiento cuando nos enfrentamos al mundo tecnológico es su capacidad para la producción, su enorme eficacia. Para Heidegger este producir no es sólo la confección de una nueva manufactura sino un llevar a la presencia, un traerlo oculto a lo desoculto, efectuar un hecho. En este sentido, la técnica al producir se encuentra en al ámbito del desencubrir, de la verdad. La técnica es metafísica porque muestra el ente de una forma o de otra. El mundo técnico dota y fundamenta a la época de una determinado concepción del ente y de la verdad. Y este pensamiento que domina todas las realidades del momento, funciona como un a príori. La producción técnica funciona provocando, tanto a la naturaleza como al hombre, para que suministro todas las fuerzas y energías que poseo en cada instante. En este sentido, el capitalismo es el sistema que ha hecho de la explotación de todo lo viviente su esencia más profunda y originaria: todo debe ser orientado a la eficacia productiva, la totalidad de lo real ha de donar todas sus energías. Por lo tanto es necesario y legitimo extraer toda su riqueza: y esto vale tanto para el hombre como para la naturaleza. La vida es continuamente requerida para la producción y la eficacia, y el efecto de esto es la conversión de toda la naturaleza en objeto de encargo; la realidad es ahora existencia y fondo de un gran almacén que es la Tierra. Toda toma manipulable, calculable y disponible, incluso lo humano.
Como hemos visto, se piensa a menudo que el responsable de esto es el sujeto humano. Sin embargo, es una ilusión creer que el hombre es el señor y el dueño de la técnica; el propio hombre es objeto del requerimiento y de la provocación. Se encuentra destinado él mismo a provocar: continuamente hablamos de material humano, incluso la propio reproducción biológica se piensa en términos de productividad, y algunos gobiemos incentivan la natalidad. El ser vivo es una cosa más a reproducir industrialmente. El fin de la técnica es su propio desarrollo y acrecentamiento, su ciego progreso. La base de su eficacia está en su movimiento y en su rendimiento. Continuamente se requiere a sí misma para avanzarse y empujarse. Su justificación es su mismo crecimiento infinito acaparador de cosas y seres.
La esencia de la técnica se halla en aquello que destina al hombre a provocar a convertir las cosas en meras existencias. Es lo que Heidegger llama Imposición (Gestell). La imposición hace referencia a la figura que el ser adquiere en la época moderna, y que es un destino del mismo ser que en la actualidad tiene dimensiones planetarias. La imposición es un sistema de organización total de la realidad, es el ordenamiento por el ordenamiento, la absoluta administración de la vida. En esta época técnica se produce el mismo efecto que producía el pensamiento de la representación: que toda la configuración del mundo es un producto y una consecuencia de la acción humana, que la totalidad de lo real tiene sentido gracias al hombre, y que todo, de alguna forma, existe para ser puesto a su servicio. Se forma la apariencia de que el hombre está sólo consigo mismo y todo su poder, precisamente en la época en que más cerca está de producirse su absoluta objetivación y cosificación.
Lo que aquí está actuando con toda su fuerza es el pensar técnico, y que impide pensar la esencia de la propia técnica. Se hace absurda toda relación con la realidad que no sea pragmática, manipuladora o calculadora. La disponibilidad de todo ente es más radical que nunca, todo está preparado para su utilización, con la que la nivelación y uniformización confirman el sueño de la metafísica de atenerse a lo presente.

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miércoles, 11 de noviembre de 2009

QUÉ PASÓ EN LA RINA BOUWEN

El 5 de Noviembre de 2009
con motivo de la exposición de cuadros de MANUEL DE LA FLOR
y en memoria de un hombre
se reunieron
ALBERTO ÁVILA
FERNANDO MÁRQUEZ EL ZURDO
CHARLIE MYSTERIO
JAIME ROYO, AKA LIMBO PIEDRA
Y GONZALO ESCARPA
Aquí, parte de lo que sucedió.



Y una pizca de nuestro amor



...continuará

lunes, 9 de noviembre de 2009

ÚLTIMO Y ÉTICO HÁLITO

Cuando el gran condottiero Giovanni della Bande Nere se vio a punto de morir hizo llamar a un religioso y le dijo: "Padre mío, usted es monje y ha vivido como monje; ha hecho lo que debía. Yo soy soldado y he vivido como soldado; he hecho lo que debía. Deme la absolución" (...)

La historia que canta el progreso, mira al futuro del hombre. La Moral se inspira en su origen. Para la Moral, el superhombre es el santo. Para la Historia el superhombre es el héroe. La Moral parte del mito de una Edad de Oro en la que el hombre era feliz. La Historia -ha dicho Saint Simón- encontrará esa Edad de Oro en lo futuro.

Alfonso Ungría Gargallo. Grandeza y servidumbre de la prensa. Ed. España. Madrid, 1930.

viernes, 6 de noviembre de 2009

SAMPLES CORAZONESCOS 3


[a Tessa Duncan la conocí iniciándose los 80, en rigurosa contemporaneidad con el desarrollo de LA MODE: ella, por entonces, cigarra reina de la revista bohemia MANDRAGORA Y EL PIRATA, con sus facciones a lo Steve Harley, su ímpetu de maneater (con ribetes acosadores si el sujeto se le mostraba esquivo –cosa que pude comprobar con cierto amigo mío a mediados de los 90-) y la tremenda capacidad de seducción de su escritura, cayó sobre mis acomplejadas virginidades como un minnelliano torrente; en el terreno más puntualmente íntimo no hubo mucha sintonía dado lo muy distinto de los respectivos tempos, uno más tendente al petting calmoso y mimoso y la otra más proclive al frenético y gimnástico centrifugado (sobre mi magullada aversión a las hazañas pélvicas remito a lo ya dicho en EL PLACER o en LA MUJER ILUSTRADA), no obstante, me dejó huella y en los años posteriores gustaba de releerla y así, sí, volvía a desearla; en octubre del 93, cuando saqué el nº 1 de ECDB, ese deseo continuaba latente y lo expresé recuperando un escrito de Tessa sobre la diablesa Lilith procedente de MANDRAGORA..., lo cual fue como un conjuro, pues el mismo día que recogía la tirada de la imprenta me llamó por teléfono tras una década de ausencia y retomamos la relación, convirtiéndose en la primera colaboradora corazonesca, prolífica y siempre inspirada sobre sus asuntos favoritos (las películas, la novela negra, los sioux, el anima y el animus jungiano, la Diosa Blanca de Haggard, las voces de Juana de Arco y su anómala relación con Gilles de Rais, los vampiros con pedigree...), acompañándome a repartir hojillas de propaganda por los baretos de Antón Martín y Malasaña, participando en la primera experiencia radiofónica corazonesca (en Radio Merlín, bajo la batuta de Carlos Mendoza, antiguo conmilitón del CDS, y al lado de otra mujer mágica procedente también de los ambientes centristas, Artemis de Madariaga) y algo más adelante, ya en el 95, cuando el primer trabajo de ayahuasca, donde no dio la talla (en el mismo sentido en que, seguramente, tampoco la habría dado la Anaïs Nin descrita por Gore Vidal en sus memorias) y, tras un anticlimático rato mientras Carlos Aguirre y yo contemplábamos cómo se disipaban los flecos del colocón chungo que ella negaba estar sufriendo, fue la última vez que nos vimos; hoy recuerdo a Tessa si bebo gimlet (combinado que me descubrió precisamente ella –gran forofa de Chandler: por cierto, cada vez que la evoco la asocio más con la esposa de éste cuando iniciaron sus relaciones-), si pienso en Juana y Gilles o en Lilith, si releo LA DALIA NEGRA o alguna peripecia de Philip Marlowe, si añoro el beber champagne en la boca de la pareja o al revivir otros momentos notables (la partida de ajedrez donde nos jugamos un tórrido final de tarde de primavera, la tertulia sobre autismo en los multicines Chamartín previa proyección de MATER AMATISSIMA –año 83: aquel mes cuando el empresario de las salas cedió al equipo mandragoril la programación de una de ellas con una especie de debate tipo LA CLAVE los viernes sobre la película de la semana-, la noche en una terraza del Dos de Mayo hablando de James Ellroy –otro icono común-, o el telefonazo de reencuentro mencionado antes); en el nº 6/7 de EL CORAZON... publicamos, recuperando una práctica habitual en MANDRAGORA Y EL PIRATA, un dossier sobre LAS PELICULAS DE NUESTROS SUEÑOS, escrito a tres bandas entre Tessa, Aguirre y yo: la parte más extensa y carismática corrió a cargo de ella y, dentro de la misma, uno de sus pasajes más estupendos es éste, dedicado a cierto título de Clint Eastwood]


SIN PERDON

O la pureza de un asesino. La historia comienza con un hombre torpe y gastado que trabaja en algo que no es lo suyo, pero es legal. La historia acaba con el mismo hombre, implacable y perfecto, porque trabaja en lo suyo, expresando el talento que Dios le ha dado, talento para matar: «siempre he tenido muy buena suerte en esto de matar...».
En medio queda el misterio de la película que es, propiamente, el Misterio. El mal en el mundo. ¿El Mal es malo o tan neutral como el Bien? Y, por lo tanto, ¿puede existir un asesino inocente?
Esta es la pregunta con la que se cierra la película. Los sioux responden que el único mal que existe es dejar de ser sagrado (wakan), dejar de ser uno mismo.
Esta película cuenta la historia de un hombre que dejó de serlo, y cómo recuperó su destino y volvió a ser sagrado. Los otros no son ellos mismos, la falta de sobriedad les delata. Algunos hacen de asesinos. Otros viven a la sombra de alguna vieja gloria, como el curioso periodista que, cuando se encuentra ante un auténtico asesino legendario, comprueba consternado que ese tipo de hombre no busca la fama, ni la memoria. Un hombre al que nada dice la admiración, ni el reconocimiento ni la identidad, ni las gratificaciones que se suelen atribuir a lo perfecto. Porque su mayor gozo es ser y expresarlo.
La intensidad, libertad y energía que nacen de estos centros hondos, de esas «fuentes de la vida» es lo que buscan los héroes de los cuentos míticos. «Erase una vez...», así comienza la película.
Un hombre wakan actuando es tan neutral e imparable como el viento o la lluvia, o el temblor de tierra. De ahí esa eficacia implacable, esa «suerte» como la llama él, que contrasta con la eficacia técnica de su oponente (Gene Hackman), el sheriff que va de perseguidor de criminales y lo único que tiene es una enorme vanidad rozando el ridículo, y considerable sadismo.
Entonces, ¿qué significa que el bueno (sheriff) sea un malvado y el criminal (Clint Eastwood) alguien puro? Los sioux dirían que nadie duda de la destrucción de un terremoto pero tampoco se le ocurre a nadie enfurecerse contra él. Se le admite y respeta aunque no se llegue a entender su misterio. Porque un terremoto, y similar, es el Gran Espíritu hablando. Es algo natural. Y ese «natural» aplicado a un hombre no deja de ser un turbador sentimiento de lo extraordinario en lo cotidiano, que nos desborda por su sencillez de escalofrío.
«Un hombre bueno» diría John Ford.

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domingo, 1 de noviembre de 2009

TV PIEL DE LOBO: MINUTOS MUSICALES

Secular Cantatas / Weltliche Kantaten. Johann Sebastian Bach (1685-1750)
+ Gabriel Campillo, vigente Campeón Mundial de los Pesos Semi-Pesados, y Dani Pérez Salido (superwelter, púgil de Rimer Box).