jueves, 19 de mayo de 2011

sábado, 14 de mayo de 2011

El día en que me sacaron para ducharme de nuevo

Me pongo a reflexionar sobre este nuevo año de la única manera en que sé reflexionar, es decir tecleando. Tecleando se reflexiona muy bien, la verdad. Los que no reflexionan nada tienen pinta de pensador, por la ropa y la postura, pero las ideas -o lo que sea eso- como salen es tecleando. Empiezo este día 31 con mi pijama (el azul) y alrededor no hay siquiera los restos de mi habitación, que está hecha de libros, todos de estilistas, y de pájaros, todos alucinados. Me he hecho una cingla de loco en medio de esta locura que a veces ha sido llamada simplonamente Madrid. La primera vez que llegué al psiquiátrico (Esquerdo, 1996) ya me habían metido en la camisa de fuerza. Se siente uno puro dentro de una de esas camisas que además son muy chic. El universo era una sandía quemada y, mientras yo estaba dentro de mi camisa, los conductores de la ambulancia hablaban de lo que pasaba en sus casas ¿Qué mundo era ese? ¿Cómo podían existir siquiera sus casas? Yo miraba por la ventana. Mis pelos eran largos -tenía entonces una melena de príncipe negra- y por la ventana veía un repetir de luces y el sonido de una sirena que aún hoy resuena en todas las camisas que me pongo para estar majete. Ya dentro del psiquiátrico, una monja me espulgaba el demonio de entre el pelo, que estaba sucísimo, porque yo había mandado a la imagen a lavarse por mí allá donde hiciera falta y la pobre me devolvía a un estudiante que, la verdad, no hacía falta en ningún lado. Yo, que creía que tenía amigos y novias, me ví ante el despacho del señor psiquiatra y dije que no sabía en qué día estábamos y, aún hoy que vivo en ese día, no lo sé.

Era una noche fría como esta y nadie estaba en su casa celebrando la Navidad, el fin de año o como narices se llame esto. Mi novia era una chica impar que siempre estaba acompañada de borriquitos, aunque serían mejores las novias que me esperaban en el frenopático: todas me querían y eran inmensas debajo de sus ropas de dormir. Allí hablé con Puskin, que tenía miedo a cruzar los marcos de las puertas, y con Robinson Crusoe, que se había convertido en autor. Allí tocaba el piano roto, que es el único piano que funciona bien en mi grande y mala memoria. Y desde allí, adonde volveré si es que España vuelve a gozar de esos parques de atracciones de los que tanto necesitamos los pobres locos, es desde donde brindo hoy por el año, acompañado de mi amigo, el granadino Lovecraft, el día en que dijo que jamás saldría de su habitación.

Hoy mi padre ha partido queso, la casa está en paz y, debido a mi –mala- fama, no han traído champán, que tanto se encarga de mirarme hacia el futuro y tan buenas soledades me ha hecho pasar partiéndoles la cara a todo aquel que viniese a usar mi soledad o a robármela, y luego rompiéndoles las piernas para que no andaran con ella, pues es la soledad de alguien en verdad dedicado a la literatura y no esos modelitos que me sacan en la televisión, en los programas serios. El año ha sido el año y España ha ganado el mundial. Yo lo he celebrado como todos, en mi celda. Qué grande es Andresito Iniesta. Cuando me hicieron la cura de sueño me dieron unos calzones sucios y me quitaron los míos, que no me dio tiempo a mirar si estaban sucios o limpios. Al despertar, el mundo entraba por una diminuta ventana puesta en el techo y por la que no cabía el canto de ningún estúpido grajo. Era una habitación para no suicidas, que son las peores que hay, bien lo sabe Dios. Hoy leo El desierto y su semilla y veo, más allá de la ciudad, el día en que me sacaron para ducharme de nuevo, en un hoy en el que padre está partiendo jamón y en la televisión se desnudan los osirios. La nota de humor la pone aquello de que la realidad es un truco y que, hoy, aparecen de nuevo en los alfeizares los colores de la infancia, llena de niños, para los cuales la Navidad es un avión puesto en las manos y mi cerebro un rifle a punto de ser cargado por un manco en el salvaje Oeste. La monja desapareció y me besaron unas estudiantes de no sé qué que había por allí aprendiendo oficios. Yo me sentaba y era Glenn Gould ante el piano roto contándole que Napoleón, en Elba o como se llamase, era el más siniestro de todos los hombres. Me encantan los villancicos y los Reyes Magos. Mis estrellas se han caído fabricando un suelo hecho de metal en el lugar donde escribo para entenderme, un sitio cerrado donde jamás se le ocurriría entrar al demonio. Que 2011 sea bueno con nuestras ropas y que forniquéis mucho y sano, amigos y amigas; y a mis novias, que eso, que sigan tan bonicas como siempre.

Alberto Masa

LA SEMEJANTE CRIATURA

PIEL DE LOBO -SECCIÓN LITERARIA- RECOMIENDA:


http://albertomasa.blogspot.com/

lunes, 9 de mayo de 2011

El zorro la ha tomado con el lobo

Era bonita la tarde, era tan bonita que se acabó, o quizá no era la gran tarde de Lupert. Nuestro amigo, sin saber que nosotros le vemos, se había deslizado a lo largo del tronco de la higuera hasta quedar sentado para ver cómo el sol se escondía en el mar oscilando como a veces oscilan las chicas para embutirse en unos vaqueros un poco estrechos antes de salir a su gran noche. A un lado y al otro, a un lado y al otro, hasta que la cadera quepa en el pantalón y el sol quepa en el mar.

¡Ah, sí!

¡Siempre cabe!

¡Desconfiado! Pero qué guapo estabas en tu desconfianza...

Los vapores de la penumbra se habían soltado la melena. Unas luciérnagas un poco marujas convencieron a Lupert de que aquel paraje no era Las Vegas, y aunque de pasada las saludó muy amablemente, se dio cuenta de que tenía que buscar otro techo más bajo que el cielo para pasar la noche. Gira la cabeza, tierno cambio de grados del que busca...



¡Joder! ¡Pinche zorro! Putain! For all heavens' sake!





Si quieres dormir bien tapadito, le dice el zorro, si quieres recibir un regalo, habrás de recibir dos: cama y advertencia.


-Lupert, oh, Lupert, el amor no es una ley. Si eliges no amar no habrá castigo.


Y el zorro le dio las llaves de la habitación 11 de la posada.





ALIVIO EFIMERO

Y que dulce compañía el perfume de una joven al pasar. Cuando la noche te asola, cuando tu fiel compañero de rincones no es otro que el bloc de notas y los futuros posibles se acuestan en torno a ti como cachorros con frío. Cuando la luna se pone tras la esquina del rascacielos y un motero y su Harley atraviesan la amarillenta avenida.
Pero demasiado pronto ya no está la chica y el último consuelo de sus tacones contra el pavimento también te deja.
Monterrey. 16 de Mayo de 1997.

domingo, 8 de mayo de 2011

SAN VIEJO PATÉTICO















Mira ese viejo vestido con ropas de mujer. Tiene los labios pintados y baila al son de un músico callejero. Al hacerlo, ojos entornados y una mano delicada y sensitivamente abierta -la otra sujeta una botella-, dibuja trazos vaporizados de vodka, como incertidumbre a salvo, frágil, liviano, desapegado. Es una mezcla de oriente y decadencia, de ternura y vicio, de pervertido y niño.
Mira bien a ese viejo defecto divirtiéndose entre penas, hueso envuelto en colgajos de lagarto, todo encías y unas largas pestañas negras, acaso fue un soñador...
Míralo, ya se sabe de sobra, no le teme a su forma y si le preguntas él mismo te lo dirá: «soy un viejo loco, una maricona lujuriosa y borracha». Y lo dirá tan dulce, absuelto, en paz y triste, que te hará sentir miedo.

Puerto Escondido, Oaxaca. Algún día de Marzo, 1997.

viernes, 6 de mayo de 2011

SAMPLES CORAZONESCOS 15

[Allá por 1990, tras un impactante sueño provocado por la histeria mediática a propósito de la guerra del Golfo y por la lectura de cierto poema de Jim Morrison, escribí la presente canción (curioso presagio alamútico de Osama Bin Laden antes de que éste se diese a conocer en Occidente), que se publicaría siete años después en el nº 13 de EL CORAZON DEL BOSQUE; a poco de producirse el 11S mi daimon de la perversidad me indujo a recuperarla como tema estrella del disco que estaba preparando con Joe Borsani (a fin de cuentas, esa cataclísmica fecha -ya he explicado aquí este peculiar karma mío- fue un día afortunado para mí pues en pocas horas llegué a acuerdos para sacar dos discos, el ya mentado con Borsani que editó Lollipop y el que haría con PARADE y que sacaría Spicnic); Borsani se echó a temblar ante mi sugerencia recordando el veto del 86, del que parecía que yo iba saliendo desde mediados de los 90, y al final llegamos a un acuerdo que consistió en que yo cantase otra letra, SANGRE SABIA, de sabor nietzscheano y jüngeriano y con un guiño al film homónimo de Huston, menos provocadora coyunturalmente que la original, aunque en contrapartida logré una acentuación del aire étnico en los arreglos, en los que participó un magrebí llamado Abdelah, amén de incluir la letra original traducida y recitada en árabe por otro magrebí, como una especie de eco de lo que yo cantaba, letra que además se incluyó en caracteres árabes en el cuadernillo interior; al final, el disco apenas si tuvo repercusión pero la culpa no fue de esta canción de las arenas sino de la paupérrima distribución y la floja producción (pero esa es otra historia, que diría Kipling)]

SANGRE SABIA (LA DANZA DE LA MUERTE)

«Jackal, we sniff after the survivors of caravans...» (JIM MORRISON)

Los chacales siguen caravanas:
buscan un cadáver exquisito.
Con la cara roída por viruelas
la luna escucha todos sus ladridos.

Los soldados duermen en sus tiendas:
sueñan con promesas celestiales.
Mujeres de arena les han dicho
que los enemigos son como chacales.

La muerte es más espesa que el amor.
La sangre es más espesa que la razón.


golpead a las puertas del castillo y sonará la canción

Si deseáis disfrutar de otros poemas, muy fácil: pulsad aquí

lunes, 2 de mayo de 2011

BAH

Hoy soy un bah que se despeña
se abisma
desde el risco los labios
...de una mujer harta
harta
al ya-nada-me-importa
nada.

(Algún día, en algún lugar.)

DEL EGOISTA SANTO

Pecador
imperfecto
diablista y mil etcéteras con cuernos

PERO

la paz en el desván de mis defectos
desván sin piso ni techo
con vistas
a la vista
la paz de ser un coito santo
bacanal orgía desparrame
de lo bueno y lo malo y lo peor y lo sagrado y lo decible y lo indecible
de Blancanieves y un buen macho
esa paz
no me la quita nadie.

Puerto Escondido, Oaxaca. Algún día de Marzo, 1997.

DEL AMOR

No quiero entre tú y yo palabras bellas
sino reales
lisas como cráneos desnudos.
No quiero amor si se escabulle de las sombras
las penas el dolor el desencuentro
amores que un día se desespejizan
traicionados
con una mueca torcida
vieja
en un espejo turbio y roto.
Yo quiero que nuestras caricias sepan que no estamos
que nos fuimos al olvido
al misterio
que en cada beso haya un rincón vacío
un refugio de nada un desvestíbulo
y abandonarnos allí
carentes
solitarios
verdaderos.

Playa Azul, Michoacán. 6 de abril de 1997.



DEL AMOR II

Ya no se si éste es un amor apasionado
o frío como venas muertas
placer o la tortura de un sádico.
Pero decir te-quiero sería traicionar la sensación y estas mismas
letras son gotas de veneno.
Declaro que el amor es un vampiro eterno triste y solitario
declaro al amor estremecimiento de los pilares del mundo
declaro al amor a pena de vida
Lo declaro.