lunes, 9 de mayo de 2011

El zorro la ha tomado con el lobo

Era bonita la tarde, era tan bonita que se acabó, o quizá no era la gran tarde de Lupert. Nuestro amigo, sin saber que nosotros le vemos, se había deslizado a lo largo del tronco de la higuera hasta quedar sentado para ver cómo el sol se escondía en el mar oscilando como a veces oscilan las chicas para embutirse en unos vaqueros un poco estrechos antes de salir a su gran noche. A un lado y al otro, a un lado y al otro, hasta que la cadera quepa en el pantalón y el sol quepa en el mar.

¡Ah, sí!

¡Siempre cabe!

¡Desconfiado! Pero qué guapo estabas en tu desconfianza...

Los vapores de la penumbra se habían soltado la melena. Unas luciérnagas un poco marujas convencieron a Lupert de que aquel paraje no era Las Vegas, y aunque de pasada las saludó muy amablemente, se dio cuenta de que tenía que buscar otro techo más bajo que el cielo para pasar la noche. Gira la cabeza, tierno cambio de grados del que busca...



¡Joder! ¡Pinche zorro! Putain! For all heavens' sake!





Si quieres dormir bien tapadito, le dice el zorro, si quieres recibir un regalo, habrás de recibir dos: cama y advertencia.


-Lupert, oh, Lupert, el amor no es una ley. Si eliges no amar no habrá castigo.


Y el zorro le dio las llaves de la habitación 11 de la posada.





4 comentarios:

Limbo Piedra dijo...

Maravilloso.
¡Esa es usted y ése su espejo de estilo! Felicidades desde la emoción, señorita Especies. Ya lo tiene.

el zurdo dijo...

¿Lupercio sigue vivo? Creía que estaba amojamado en una botella, como esos gusanos del tequila...

especies dijo...

Joé, cuánto me alegro, Limbo Piedra. Muchísimo.

Lupercio sigue vivo, ha salido de la botella de mezcal, un poco atolondrao pero bípedo al fin y al cabo.

Limbo Piedra dijo...

Tratándose de Luppert puede que al fin y al cabo haya salido incluso trípedo.