Mi neck dance es algo que llevo desarrollando desde la primera vez que subí a un escenario allá por el 77 (aunque la cosa siempre ha sido instintiva y espontánea, podría existir una cierta coincidencia con esos vocalistas convulsos como Joe Cocker, Ian Dury o Steve Harley -estos dos últimos por problemas de polio- que se menean como posesos sin separarse ni por un momento del pie del micro -aunque con la edad me gustaría hacérmelo más cool, a lo Roberto Carlos, pero el cuello y la pierna que se me dispara siempre me traicionan-). El cuello es, con los muslos y los brazos (tendones como cuerdas de piano de cola, oiga: esto último, de subir a un tercero sin ascensor hasta siete kilos de víveres de una sentada cuando hago la compra), de las partes más duras de mi cuerpo. Como diría Charlie M desde su rincón, mejor fibroso como Steve Mc Queen que mariconan repleto de esteroides.
¡Dios me libre de hacer una reseña coreográfica! No corté bien el arranque del video y por eso pasas de la quietud total a como si de repente te hubieran dado cuerda.
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Mi neck dance es algo que llevo desarrollando desde la primera vez que subí a un escenario allá por el 77 (aunque la cosa siempre ha sido instintiva y espontánea, podría existir una cierta coincidencia con esos vocalistas convulsos como Joe Cocker, Ian Dury o Steve Harley -estos dos últimos por problemas de polio- que se menean como posesos sin separarse ni por un momento del pie del micro -aunque con la edad me gustaría hacérmelo más cool, a lo Roberto Carlos, pero el cuello y la pierna que se me dispara siempre me traicionan-).
El cuello es, con los muslos y los brazos (tendones como cuerdas de piano de cola, oiga: esto último, de subir a un tercero sin ascensor hasta siete kilos de víveres de una sentada cuando hago la compra), de las partes más duras de mi cuerpo. Como diría Charlie M desde su rincón, mejor fibroso como Steve Mc Queen que mariconan repleto de esteroides.
¡Dios me libre de hacer una reseña coreográfica! No corté bien el arranque del video y por eso pasas de la quietud total a como si de repente te hubieran dado cuerda.
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